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Oh My Roll!, unos rollos de canela que nacieron de la nostalgia
De pronto, el bocado que hicieron en casa fue tan rico, que abrieron una tienda para compartirlo.
Los rollos de canela de Oh My Roll!. Foto: Fareph Fotografía Gastronómica
Oh My Roll! no estaba en los sueños de la pareja de venezolanos María Parra y Rodrigo Ferreira. Pero ella tenía una afición: los rollos de canela o cinnamon rolls. Por eso era cliente asidua de Cinnabon, en Bogotá. Pero cuando la franquicia cerró, su nostalgia fue grande.
María, diseñadora gráfica, necesitaba volver a probar sus amados rollos de canela una vez más. Y un día, con tan solo una receta de internet y quizás algo de ayuda con algún consejo de su hermana pastelera, decidió prepararlos ella misma.
“No tenía experiencia. No es repostera ni panadera –recuerda su esposo– y no supo medir las cantidades de ingredientes y sobró mucho. Así que les dimos a los amigos y ellos pidieron más, muchos más”.
Así comenzó lo que hoy es una tienda ubicada en el norte de Bogotá, en la carrera 19 n.° 114A-18, pequeña, con apenas una mesa y una fila de gente (sobre todo, los fines de semana) que espera llevarse uno de sus tres sabores.
Oh My Roll! es, por ahora una pequeña tienda, que ofrece rollos de canela, té y café. Foto:Fareph Fotografía Gastronómica
La primera tanda de rollos de canela se preparó en el 2020, en cuarentena. Después, siguieron preparándolos bajo pedido, desde la casa. Pero en marzo la producción pasó a la tienda, con dos panaderos, atendiendo una demanda que a veces llega a los 500 rollos diarios.
Para llegar a su punto óptimo, el rollo de sabor original tuvo que reinventarse unas cinco veces, la última, cuando pasaron del horno casero a la tienda. Hoy, el rollo, de tamaño estándar relleno de canela y azúcar, se vende por 10.900 pesos. Desde el 2021, María quiso variedad. Así que ya había integrado el sabor choco-Oreo.
También partió de una receta en web, que fue ajustando. Después sacaron los rollos mini, de sabor original, para quienes prefieren bocaditos. Junto con la tienda, estrenaron un tercer sabor: el de manzana, cuya receta tardó cinco meses.
La pareja se concentra en que Oh My Roll! crezca. Es como el primer hijo. Por eso dejaron sus anteriores trabajos para hacerlo brillar. “María no quería hacer el mismo rollo con diferente topping –explica Rodrigo–, sino elaborar un sabor distinto desde la masa de cada uno”.
El sueño que viene es que haya cinco sabores fijos en la carta y que cada mes haya un sabor del mes. Por ahora, consolidan la tienda que ofrece, además, carta de cafés y tés (incluido el matcha).